Con la escritura y el papel nacieron las cartas, y de las
postas de caballería nació el servicio postal, en desuso hoy porque
bueno, el fax, el teléfono y sobre todo el correo electrónico, el
messenger, el Whatsapp le dieron un golpe mortal a las cartas de amor,
de reclamo, a las cartas familiares. Ahora el asunto se resuelve
efectivamente abriendo la 'bandeja de entrada' de la cuenta o colocando
caritas de todo tipo que simplifican hasta el aburrimiento el acto de
comunicarse.
La Carta ha estado a la orden del hecho noticioso durante
estos días y aludirla no ha sido un acto de amor ni de reclamo
precisamente. Parece de venganza, y la venganza tiene feo rostro.
Me puse a pensar en otras cartas y me encontré el
inolvidable rostro de Pedro Infante haciendo el picaresco tema de Rubén
Fuentes y Rubén Méndez, Carta a Eufemia, una nota: “Cuando recibas esta
carta sin razón/ Eufemia/ ya sabrás que entre nosotros todo terminó”…
Hay otra carta mexicana que como la interpretada por
Infante, le ha dado la vuelta al mundo, y no por correo. Salvador 'el
chava' Flores nos dejó La Vieja Carta, que en la voz inmortal de Felipe
Pirela es dramática: “Hoy nuevamente tengo en mis manos la vieja carta/
que hace diez años con mil angustias te redacté”…
Y para qué decir que La Carta de Enrique Hidalgo en la voz
de Gualberto Ibarreto nos hizo a todos escribir cantando. “Denme
claridad/ que voy a leer/ la carta que ayer me dio Soledad”…
Sin embargo creo humildemente que hablando de epístolas,
la más hermosa escrita y cantada es Escríbeme de Guillermo Castillo
Bustamante, compuesta cuando era preso político de la dictadura de Pérez
Jiménez, dedicada a su hija Inés y entonada para la historia nada menos
que por Alfredo Sadel: “Son tus cartas mi esperanza, mis temores, mi
alegría/ y aunque sean tonterías/ escríbeme”…
Venezuela escribe hoy su propia Carta, y es de dignidad.
Venezuela escribe hoy su propia Carta, y es de dignidad.
Lil Rodríguez
@lildelvalle
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