Ha generado cierto revuelvo la detención por espionaje y agitación de
Timothy Hallet Tracy, el supuesto cineasta documentalista de origen
norteamericano, se encontraba en nuestro país desde hacía unos meses,
tiempo en el que además los cuerpos de inteligencia de la revolución
bolivariana llevaron a cabo actividades de seguimiento dentro del plan
denominado “Conexión Abril”, esto dio como resultado la captura de el
hombre conocido como “El Gringo”, como lo informara el Ministro del
Poder Popular para las Relaciones Interiores, Justicia y Paz, Miguel
Rodríguez Torres, el pasado 25 de abril.
El Ministro Rodríguez Torres, anunciaba posteriormente que Tracy utilizaba el rol de documentalista como “fachada” para realizar sus operaciones en el marco de la llamada “Operación Soberanía”, plan de agitación y desestabilización social y política que adelantaba (o adelanta) la oposición venezolana, con claras orientaciones fascistas que ha costado incluso la vida de numerosos venezolanos. De este modo como venezolano patriota y bolivariano me corresponde confiar en nuestros cuerpos de seguridad e inteligencia y que las investigaciones determinaran las verdaderas aventuras de “El Gringo” en Venezuela.
La Derecha venezolana y el propio presidente de los Estados Unidos Barack Obama han intentado minimizar el asunto, tildando de absurdo y hasta “ridículo” la posibilidad de que Timothy H. Tracy sea un espía estadounidense; pero para rematar un grupo de cineastas venezolanos, algunos incautos, otros no creo, mediante comunicado macilento pretende exigir al gobierno nacional la liberación de “El Gringo”, por considerarlo “a todas luces, un cineasta en ejercicio de su libre actividad de producción audiovisual” e intentan, además, enarbolar, de nuevo, la tan prostituida bandera de la libertad de expresión, usada hasta el hastío para justificar acciones de propaganda conspirativa y desestabilizadora en nuestro país.
Ante esta situación, yo no voy a discutir si el fulano es cineasta o zapatero, en todo caso, un agente de inteligencia (también llamados espías) no tiene porque tener en su curriculum vitae: curso aprobado como espía profesional certificado por la CIA o el MOSSAD, no. Son agentes y se acabo. Todos los países tienen espías, agentes de inteligencia o contrainteligencia. El asunto es que en Venezuela ahora el Servicio Bolivariano de Inteligencia Nacional SEBIN, otrora DISIP, sirve a los intereses del pueblo y no presta apoyo a agencias extranjeras para desfalcar la nación o asesinar venezolanos, como en los días de la democracia puntofijista y su convenio con la Escuela de las Américas.
Por otro lado, ante el intento de “ridiculizar” el asunto por parte del
Presidente Obama, me vino a la mente que en la pasada ceremonia de
entrega de los Premios Oscar, la mismísima primera dama del imperio
yanqui Michelle Obama, anunciaba la película ganadora. Una obra basada
en acontecimientos reales, de cómo Tony Mendez, un reconocido agente de
inteligencia norteamericano funcionario de la CIA, se hace pasar por un
productor de cine para infiltrase en Irán en medio de la recién iniciada
Revolución Islámica, era el año 1979. Convencido estoy, de que para
aquel momento el presidente Jimmy Carter hubiese considerado “ridícula”
una acusación de espionaje, hecha por el pueblo iraní, hacia un Tony
Mendez hipotéticamente apresado. También estoy seguro que si “Argo”,
nombre de la película ganadora del Oscar 2013 y anunciada rimbombante
por Michelle, fuese una historia ridícula, la dama primera imperialista,
jamás se hubiese prestado para el show cinematográfico.
Por Vladimir Sosa Sarabia
Mayo 2013
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