lunes, 7 de marzo de 2016

Consulado Caribe: EL EXTRAORDINARIO LUIS ANTONIO BIGOTT

He transitado carreteras, caminos y hasta trochas de este continente nuestroamericano, siempre buscando como aportar un poquito, lo poquito que dan mis capacidades, a la construcción de una nueva sociedad, esa sin clases, esa de equidad, de solidaridad, de amor fraterno, de paz. En ese transitar he conocido hombres y mujeres maravillosos; líderes campesinos, obreros, militares, académicos, científicos, artistas, escritores, cultores, políticos, intelectuales, filósofos, guerrilleros retirados y en armas, gente sencilla y sencillamente maravillosa. He dicho siempre que soy un hombre afortunado, así lo creo.

Si embargo, pocos de esos hombres, de esas mujeres, han contenido en sí, tantas cualidades necesarias del ser revolucionario como el maestro Luis Antonio Bigott, hombre de altísimo (insuperable la verdad) vuelo intelectual, verbo incendiado y jovial a la vez, con profundo amor por los pueblos y desprendimiento por las cosas. Militante revolucionario, apasionado educador, voraz investigador y moldeador de pensamiento crítico entre sus estudiantes y afectos. 

Maestro Luis Antonio Bigott - Foto: Vladimir Sosa Sarabia
Luis Antonio nos habló de educación liberadora, de cultura popular, de la afrodescendencia sublevada, y caribeño como él solo, hasta nos habló del bolero, en su libro Historia del Bolero Cubano (1883-1950). Nos habló de tantas cosas, y tantas otras nos dejo de decir. Fue “una muy mala noticia”, tal como advertía, el mensaje que me anunció su partida la noche del pasado jueves 25 de febrero. Con él marcha un foco fundamental de sabiduría, una fuente inagotable de conocimiento académico, profesional y tradicional.

Bigott parió unas cuantas publicaciones fundamentales en aquello de la lucha por la emancipación, que son de vital consumo para los revolucionarios de hoy. Fui tocado por la energía liberadora de un hombre tan digno y tan integro como pocos he conocido. Le despedimos entre cantos y tambores de ese Barlovento que tanto quiso: “ya que te vas querido maestro, escucha el tambor de nuestros ancestros” rezaba el coro. Hoy te despido con profundo cariño y total admiración. Aquí me quedo celebrando tu vida y tus enseñanzas. Un legado el tuyo, sencillamente extraordinario.

Vladimir Sosa Sarabia
@sosasarabia



Publicado en Semanario Todos Adentro N° 600. 05 de marzo 2016

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