He transitado carreteras,
caminos y hasta trochas de este continente nuestroamericano, siempre
buscando como aportar un poquito, lo poquito que dan mis capacidades,
a la construcción de una nueva sociedad, esa sin clases, esa de
equidad, de solidaridad, de amor fraterno, de paz. En ese transitar
he conocido hombres y mujeres maravillosos; líderes campesinos,
obreros, militares, académicos, científicos, artistas, escritores,
cultores, políticos, intelectuales, filósofos, guerrilleros
retirados y en armas, gente sencilla y sencillamente maravillosa. He
dicho siempre que soy un hombre afortunado, así lo creo.
Si embargo, pocos de esos
hombres, de esas mujeres, han contenido en sí, tantas cualidades
necesarias del ser revolucionario como el maestro Luis Antonio
Bigott, hombre de altísimo (insuperable la verdad) vuelo
intelectual, verbo incendiado y jovial a la vez, con profundo amor
por los pueblos y desprendimiento por las cosas. Militante
revolucionario, apasionado educador, voraz investigador y moldeador
de pensamiento crítico entre sus estudiantes y afectos.
Maestro Luis Antonio Bigott - Foto: Vladimir Sosa Sarabia |
Luis Antonio nos habló
de educación liberadora, de cultura popular, de la afrodescendencia
sublevada, y caribeño como él solo, hasta nos habló del bolero, en
su libro Historia del Bolero Cubano (1883-1950). Nos habló de tantas
cosas, y tantas otras nos dejo de decir. Fue “una muy mala
noticia”, tal como advertía, el mensaje que me anunció su partida
la noche del pasado jueves 25 de febrero. Con él marcha un foco
fundamental de sabiduría, una fuente inagotable de conocimiento
académico, profesional y tradicional.
Bigott parió unas
cuantas publicaciones fundamentales en aquello de la lucha por la
emancipación, que son de vital consumo para los revolucionarios de
hoy. Fui tocado por la energía liberadora de un hombre tan digno y
tan integro como pocos he conocido. Le despedimos entre cantos y
tambores de ese Barlovento que tanto quiso: “ya que te vas querido
maestro, escucha el tambor de nuestros ancestros” rezaba el coro.
Hoy te despido con profundo cariño y total admiración. Aquí me
quedo celebrando tu vida y tus enseñanzas. Un legado el tuyo,
sencillamente extraordinario.
Vladimir Sosa Sarabia
@sosasarabia
Publicado en Semanario Todos Adentro N° 600. 05 de marzo 2016
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