Llama la atención como
todo el debate relacionado con la violencia en el cine y la
televisión, apunta a afilar los mecanismos de control y censura,
incluso uno de nuestros mas notables intelectuales propuso el pasado
domingo en su columna semanal “un impuesto de diez UT por cada
representación ficcional” de cualquier delito que se difunda en
cine, radio y televisión; tamaño paquete, se acabo el cine de
vaqueros, acción, suspenso y horror.
Sí, es cierto que hay
que aplicar las leyes y reglamentos en cuanto a la emisión y
publicación de mensajes violentos, los mecanismos existen, el punto
está en ponerlos en práctica. La Ley de Responsabilidad Social en
Radio, Televisión y Medios Electrónicos, cariñosamente llamada Ley
RESORTE, contempla toda una clasificación de tipos de mensajes que
pueden ser difundidos o no, según el horario, pero rara vez, y
fundamentalmente en la televisión privada es acatada la norma.
Para efectos de las salas
de cine toda película es clasificada como A, B o C, lo que delimita
la edad que deben tener los espectadores para poder acceder con
“refresco y cotufa” en mano a disfrutar de determinada película;
así la cosa queda en, A para todo publico, B para mayores de 12 años
y C para los de 18 años en adelante; curiosamente cuando un
espectador quiere saber la clasificación de una película
determinada, por lo general pregunta “¿Qué censura es?”, sin
que eso genere mayor histeria en los acérrimos defensores de la
libertad de expresión y de creación.
En Venezuela en los
últimos 15 años se ha vivido como nunca antes, la mas pulcra de las
libertades de expresión, información y creación, siendo todas
defendidas a ultranza por el comandante eterno Hugo Chávez Frías,
es mi opinión, así lo creo. Por otro lado, ha sido incentivada como
jamas ha sucedido en nuestro país la producción de contenidos en
radio, cine y televisión; la creación de canales de tv, radios,
casas productoras y salas de cine, por no mencionar numeritos
estadísticos, así lo comprueban.
Zamora, tierras y hombres libres / Dir. Roman Chlabaud - Guión. Luis Britto Gárcia |
Entonces, desde mi
humilde punto de vista, se debe avanzar en dos direcciones, la
primera ya bastante comentada, difundida y discutida, como lo es la
aplicación de los controles existentes y otros por crearse que
regulen los mensaje violentos en nuestros medios. El otro camino y en
mi opinión el que resultaría en un mayor impacto social,
transformador y revolucionario, es el de la formación; debemos
avanzar en un riguroso plan de alfabetización audiovisual, que
permita a nuestro pueblo decodificar y rechazar los mensajes
ofensivos y violentos a los que nos somete la industria cultural
capitalista.
Un plan de alfabetización
audiovisual, permitiría nuestro pueblo blindarse ante cierto tipo de
mensajes y enfrentarse a ellos sin la vulnerabilidad de la que la
industria cultural se vale para intoxicarnos. El análisis critico de
los medios, la interpretación de contenidos audiovisuales y mensajes
simbólicos debe ser desarrollado desde la escuela y mantenerse a lo
largo de todo el periodo de educación básica, disponer de 2 o 3
horas a la semana para ver una película, un documental o un programa
de televisión para luego comentarlo con un guía (maestro, profesor
o facilitador) que oriente la actividad, debería bastar para que en
el andar de su vida se vaya desarrollando la capacidad de comprensión
de los contenidos emitidos por los medios.
En este sentido debería
poder contarse con espacios en la televisión publica para la
formación del resto de los venezolanos, vincular las actividades y
tareas escolares con estos espacios para así, involucrar a padres y
representantes. La sinergia entre los Ministerios del Poder Popular
para la Educación, Educación Universitaria, Cultura y Comunicación
e Información es fundamental en este asunto. La emisión de
contenidos violentos, sobretodo en el plano de los simbólico si
moldea conductas sociales, hay que actuar. Solo la educación nos hará
libres.
Vladimir Sosa Sarabia
Director de Fabrica de
Medios de MPPCultura
Febrero 2014
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