A
Aldemaro Romero hay que celebrarlo, celebrarlo mucho y celebrarlo
siempre. Hoy lo traemos al Consulado porque este 12 de marzo próximo
estaría de cumpleaños y las fechas redondas son propicias para
arrebatarle al olvido algunos personajes valiosos de nuestra cultura
nacional, e incluso quienes supieron trascender las fronteras con sus
aportes a la cultura universal y Aldemaro es de los que más.
Lo
del maestro Aldemaro es impresionante, no sólo
por lo prolífico de su obra compositiva, sino además por la calidad
con la que creó un repertorio fundamental en nuestra música, tanto
en lo popular como en lo académico. Le metió mano a la música
popular caribeña, a la tradicional venezolana y también a la
académica con un genio que le permitió meterse en la elite musical
planetaria y en el corazón de quienes le escuchamos en vivo o a
través de sus diferentes grabaciones.
El
hombre es dueño de un número glorioso de composiciones
indispensables, pero también fue un arreglista consagrado y
altísimamente solicitado en Venezuela y fuera de ella. Con el piano
entraba donde quería y como director de orquesta no llevaba padrote.
Lo reconozco pues, soy uno más de ese “contingente de aldemaristas
con el común denominador de haber sido tocados por la gracia de este
maestro” como lo refiere Federico Pacanins en su texto Fue
un buen hombre, publicado
en el libro Los Aldemarosos,
testimonios y vivencias,
compilado por Manuel Graterol, en homenaje al músico fundamental.
Pero la cosa de Aldemaro que más me engancha y que es quizá su máxima creación es la onda nueva, un nuevo ritmo que parió y legó para todos los venezolanos, producto de la conjunción de la música tradicional venezolana, principalmente el joropo, con el jazz. La onda nueva presentada en sociedad a inicios la década de los 70's fue además una agrupación y un festival que sirvió como plataforma de despegue de aquella hermosa creatura, que todavía no aterriza y que, al igual que Aldemaro, existe hoy convertida en estrella.
Pero la cosa de Aldemaro que más me engancha y que es quizá su máxima creación es la onda nueva, un nuevo ritmo que parió y legó para todos los venezolanos, producto de la conjunción de la música tradicional venezolana, principalmente el joropo, con el jazz. La onda nueva presentada en sociedad a inicios la década de los 70's fue además una agrupación y un festival que sirvió como plataforma de despegue de aquella hermosa creatura, que todavía no aterriza y que, al igual que Aldemaro, existe hoy convertida en estrella.
Vladimir Sosa Sarabia
sosasarabia@gmail.com
Publicado en Semanario Todas Adentro N°652. 11 de Marzo de 2017.
Enlace: https://issuu.com/todosadentro/docs/issuu_652
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